Jóvenes de cuatro países inician el Programa de Voluntariado en el Sistema Ibérico Sur

agosto 2, 2024

El voluntariado es una valiosa manera de unirse al movimiento de la renaturalización y contribuir de una forma práctica y activa a la recuperación de la naturaleza. En el Sistema Ibérico Sur, cuatro jóvenes procedentes de España, Bélgica, Suiza y Lituania han sido este verano los primeros en incorporarse al recién estrenado Programa de Voluntariado de Rewilding Spain. Además, varios estudiantes han llegado también a la zona para realizar sus prácticas académicas.

De izquierda a derecha, Jonay, Hera, Simon y Martynas, los primeros voluntarios en Rewilding Spain, en el área de pastoreo natural Dehesa de Solanillos
Lidia Valverde

A través del programa, los voluntarios han participado en distintas labores de campo que forman parte del día a día del equipo de Rewilding Spain en el territorio, como la colocación de cámaras trampa para la monitorización de fauna silvestre, la supervisión y registro del comportamiento de los caballos y tauros que forman parte de las acciones de pastoreo natural en Mazarete y Villanueva de Alcorón o el mantenimiento de cercados.

Desde un punto de vista práctico, la participación de los voluntarios permite avanzar con más rapidez en diversas tareas, pero la importancia de su participación va más allá. Su estancia en el territorio ha permitido a estos jóvenes conocer la renaturalización con más profundidad, entender cómo puede contribuir a mitigar los grandes problemas ambientales de nuestro tiempo y plantearse un futuro profesional activo en este ámbito. En definitiva, convertirse en #GenteRewilding.

Este ha sido el caso de Jonay Andrés Naranjo, un joven español recién graduado en Ciencias Ambientales que quiere que su trabajo en el futuro esté vinculado a la naturaleza y que, tras leer ‘Rewilding Iberia. Explorando el potencial de la renaturalización en España’, de Jordi Palau, se interesó por el “enfoque activo de la renaturalización”. Para su primera experiencia como voluntario, Jonay buscó y encontró en el Sistema Ibérico Sur una iniciativa con la que “pudiese tener un impacto directo en mi país”.

Desde Bélgica, Hera Heytens, estudiante de un máster en conservación de bosques y naturaleza quería aprender más sobre renaturalización y reunir información para una futura tesis, y pensó que tener una experiencia de voluntariado era una buena fórmula para conseguirlo. Una vez sobre el terreno, ella también ha visto cumplido su deseo de vivir este periodo “en un lugar en el que la gente es amigable y te acoge muy bien, aprendiendo con personas que sienten pasión por su trabajo”.

La mayor parte de trabajo de los voluntarios se lleva a cabo al aire libre
Lidia Valverde

Involucrarse específicamente en renaturalización también era el objetivo de Martynas Jockus, un joven lituano que, a diferencia de sus compañeros, procede del ámbito de las ciencias políticas y trabaja en una organización de derechos humanos. Para Martynas, que ha estado alojado en el albergue rural Finca de  Solanillos, de la Fundación Apadrina un Árbol (Mazarete, Guadalajara), unirse al programa ha sido una oportunidad para practicar español, conocer la historia del territorio y vivir una experiencia que recomienda, tanto a quienes tengan formación en materias relacionadas con la naturaleza, como a quienes se dedican a otros campos. “A las personas que quizás no han pensado en hacer un voluntariado relacionado con la naturaleza o con la renaturalización, les diría que vengan, porque esta experiencia les va a aportar un desafío diferente y estimulante que te ayuda a reflexionar sobre lo que quieres. Para mí también ha servido para escapar de la oficina y reconectar conmigo mismo a través de la naturaleza”.

Tampoco procede del ámbito académico de la naturaleza Simon Carlier, un joven suizo formado en Tecnologías de la Información que quiere abrir una nueva etapa en su vida en el ámbito de la conservación de la naturaleza. Como gran aficionado al ciclismo, Simon había llegado a España semanas atrás pedaleando los 2.000 kilómetros que separan nuestro país de su lugar de origen. Al concluir el mes de estancia acordado, destaca la “oportunidad que supone involucrarse en una iniciativa de renaturalización que está dando sus primeros pasos, además de conocer gente de la zona, la cultura local, practicar español y salir con la bici por la zona después del trabajo”.

Más de 50 solicitudes

La puesta en marcha del nuevo programa de voluntariado también ha supuesto un reto para el equipo de Rewilding Spain, que ha recibido más de 50 solicitudes de todo el mundo desde su lanzamiento la pasada primavera. Andrea Hernández es su coordinadora y se encarga de la selección y acogida de los voluntarios, así como de todos los aspectos logísticos necesarios para asegurar una experiencia positiva para ellos y un impacto beneficioso en el territorio. Los voluntarios reciben apoyo con el alojamiento, transporte, un seguro y toda la información práctica que pueden necesitar durante el periodo.

“Los voluntarios y los estudiantes en prácticas no solo aportan valor a Rewilding Spain, su estancia también ayuda a dinamizar la economía de la zona”, explica Andrea. “Se alojan en nuestros pueblos, hacen sus compras aquí y visitan lugares de interés en su tiempo de ocio. En algunos casos, también vienen a visitarles familiares o amigos, así que favorecen un tipo de turismo sostenible y vinculado a la naturaleza”, afirma. “Después de su estancia, esperamos que todos los voluntarios también se conviertan en embajadores del Sistema Ibérico Sur en el resto de España y en todo el mundo”.

Además del trabajo como voluntarios, el programa está abierto también a estudiantes que quieran realizar sus prácticas académicas de grado o máster en Rewilding Spain, donde son tutorizados por miembros del equipo técnico.

El programa de voluntariado de Rewilding Spain se desarrolla de febrero y a noviembre, con estancias a partir de un mes de duración. Las personas interesadas pueden encontrar aquí más información sobre sus características y cómo aplicar.

 

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