La extracción de resina es un oficio que cuenta con una larga tradición en distintos enclaves del Sistema Ibérico Sur y de manera destacada en la comarca de Molina de Aragón. Sin embargo, las particulares características del mercado, los precios a la baja y el éxodo rural han llevado el oficio de resinero casi a la desaparición. Pese a ello, la resina puede ser una oportunidad para la comarca y la Escuela de Resina del proyecto Bosque Innova que Rewilding Spain dirige en la comarca de Molina de Aragón-Alto Tajo quiere contribuir a aprovecharla.

“Se calcula que al norte del cañón del río Tajo hay 10.000 hectáreas de Pinus pinaster, el pino resinero por excelencia, una cifra que representa un potencial de creación de empleo hasta para 100 resineros y resineras”, explica Basilio Rodríguez, responsable de Desarrollo Socioeconómico de Rewilding Spain y director de la Escuela de Resina. Esta iniciativa formativa se enmarca en el proyecto Bosque Innova, financiado por la Fundación Biodiversidad, y es el primer centro de formación especializada en esta profesión en Castilla-La Mancha.
Desde su puesta en marcha en enero, los siete alumnos de la escuela están teniendo la oportunidad de aprender el oficio de resinero experimentando de manera real todas las etapas del trabajo a lo largo de las diferentes estaciones del año. Casi cincuenta personas se presentaron al proceso para seleccionar a los siete alumnos de la escuela, cincos hombres y dos mujeres, que trabajan como resineros en iniciación y reciben un salario mensual.

Además del oficio de resinero, estos alumnos-trabajadores están aprendiendo a realizar otros trabajos forestales y a manejar maquinaria específica del sector. La recolección de resina es una actividad estacional y no dura todo el año. Por ello, el objetivo de esta formación complementaria en tareas forestales es que, cuando el curso termine en noviembre, los participantes tengan más posibilidades de encontrar un empleo en este sector, en el que existen oportunidades dentro del Sistema Ibérico Sur.
El madrileño Ángel Álvarez es uno de estos resineros en iniciación. Se graduó en Administración y Dirección de Empresas y tuvo varios empleos antes de darse cuenta de que “lo que de verdad me gustaba era trabajar en el monte y el tema forestal”. Así llego a un grado superior de formación profesional en Gestión Forestal y, a partir de una bolsa de trabajo en su centro de formación, a la Escuela de Resina del Sistema Ibérico Sur. Formar parte de la escuela le llevó a mudarse desde Madrid a Cobeta (Guadalajara), uno de los tres municipios de la comarca, junto a Corduente y Torremocha del Pinar, en los que se ubican las ‘matas’, el conjunto de pinos en los que trabaja cada resinero durante la temporada. Una vez que termine el curso, Ángel espera “seguir con este estilo de vida, que es el que me gusta” en un entorno que no conocía antes de trasladarse a Cobeta y en el que le gustaría desarrollarse profesionalmente en el futuro.

Para Noemí Alameda, también madrileña, formada como ingeniera forestal y con experiencia en numerosos trabajos en el ámbito rural, aprender a ser resinera es una oportunidad para ampliar sus conocimientos y las posibilidades de seguir ganándose la vida en el territorio. Desde hace años vive en la provincia de Guadalajara, donde tiene orígenes familiares y puede llevar el estilo de vida que quería para ella y para su hijo. “A mí me gusta el trabajo en el medio natural y esto es una oportunidad de seguir aprendiendo”, afirma Noemí, que ve en el oficio un potencial de futuro para ella. “Si los precios de la resina se mantienen o van en aumento, sí veo potencial, dependerá de cómo vaya el mercado. Es un trabajo muy duro y te tiene que merecer la pena. Pero puede ser un trabajo único o un complemento de otros”, añade.

Ser resinero es un trabajo duro y exigente, tanto física como psicológicamente. Se recorre mucha distancia para gestionar todos los árboles de cada mata, es un trabajo solitario, una parte muy importante de las tareas se lleva a cabo en la época de más calor del año. Pero también puede ser muy gratificante. Como explica Ángel Álvarez, “es algo que haces con tus propias manos y en un entorno natural. Si te gusta estar solo y el monte, está muy bien”.

La resina es un producto sostenible cuya extracción ha generado tradicionalmente beneficios sociales, ambientales y económicos para las zonas donde se trabaja, en general áreas rurales y con problemas de despoblación. De ella se obtienen dos componentes esenciales, esencia de trementina y colofonia, que tienen numerosas aplicaciones industriales en campos como decoración, cosmética, adhesivos y construcción, entre otros.
Proyecto Bosque Innova
Esta Escuela de Resina, que aspira a darle un impulso al oficio en la zona, es una de las iniciativas que se han puesto en marcha en el territorio gracias al proyecto Bosque Innova, una iniciativa dirigida a la creación de empleo y emprendimiento verde, a revertir la despoblación, promover la gestión forestal y mejorar la biodiversidad en el Sistema Ibérico Sur, de la que Rewilding Spain forma parte junto a la Fundación COPADE, la Fundación General CSIC, FSC España y la Asociación Ecómetro.
El proyecto Bosque Innova cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU.
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